Construida alrededor de los años treinta del siglo XX e inaugurada en el año 1932, constituye el ejemplo más importante de las diversas estaciones construidas en la Sección Zaragoza-Caminreal. Inserto en la corriente racionalista, que se desarrolla plenamente en ese momento, se trata de un edificio sobrio, de definición geométrica, en el que resalta, sobre todo, la articulación de fachadas en detrimento del tratamiento de los interiores, de carácter más funcional, por otro lado seriamente transformados tras abandonarse su uso. Consta de dos fachadas completamente diferenciadas: la que abre al andén queda determinada por la simetría y la disposición ordenada de los huecos de apertura y organizada en dos pisos separados por una franja pintada y articulada mediante la disposición de bandas de ladrillo que enmarcan los huecos. La fachada opuesta queda determinada por su carácter asimétrico: articulada en la zona central por la disposición de un volumen a modo de cuerpo central abierto con un pórtico de arcos de medio punto a modo de vestíbulo; en el lateral derecho por una estructura torreada y otro porche arquitrabado que forman un cuerpo lateral; y el lateral izquierdo carente de una articulación especial.